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Teoría
El amperio

En el artículo anterior hemos relacionado la cantidad de cargas eléctricas (electrones) que circulan por un determinado punto de un circuito con el tiempo. Es lo que hemos quedado en llamar "intensidad de corriente eléctrica". De esta manera pordemos decir, por ejemplo, que por un conductor circulan 36 culombios por cada hora transcurrida con lo que estamos expresando el "caudal" de la corriente eléctrica, o dicho técnicamente su intensidad. Sin embargo, en electrónica no se utiliza esta manera de medir la intensidad de corriente ya que tendríamos que manejar dos parámetros, la carga y el tiempo, cosa que es engorrosa,  incómoda y muy poco adecuada.

Lo que se hace en la práctica es utilizar una unidad que englobe y combine a ambos, tanto a la carga como al tiempo, ya que ambos están íntimamente ligados cuando hablamos de una corriente eléctrica al tratarse esta de electrones (cargas) en movimiento (tiempo). La unidad que se utiliza universalmente para medir la intensidad de una corriente eléctrica es el AMPERIO, bautizado así en honor al matemático y físico francés André-Marie Ampère considerado como uno de los descubridores del electromagnetismo. En este artículo vamos a explicar que es exactamente el amperio, que instrumento necesitamos para medirlo y cual es la manera correcta de colocar este instrumento en un circuito. ¿Nos sigues?

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Otros Temas Interesantes
Noticias
Calculador para Ebay (Versión final)

Aquí tenéis la versión final de nuestro pequeño calculador de tarifas, comisiones y beneficios para Ebay España, una vez completado el algoritmo del "¡Cómpralo YA!". Como ya hemos dejado entrever, se trata de un software sin grandes pretensiones pero muy útil para los que se dedican a vender a través de esta web, como podréis comprobar. Su funcionamiento es de lo más sencillo e intuitivo. No obstante, como ya dijimos en la noticia anterior, si tenéis cualquier duda al respecto solo tenéis que dejar un mensaje en el foro y con total seguridad seréis atendidos.

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Radioaficionados
Construya un ondámetro de 1,5 a 230 MHz

Al principio no existían las calculadoras, ni electrónicas ni mecánicas. Los historiadores dicen que se usaban los dedos de las manos para contar.

Entonces, a alguien se le ocurrió la feliz idea de insertar en un marco de madera una serie de hileras de alambre con unas pocas bolas ensartadas. Había nacido el ábaco, no se sabe a ciencia cierta en que momento ni lugar.

Más próximo a nuestra época se descubrió que usando unos listones móviles, graduados con determinadas escalas y engarzados de manera que pudieran deslizarse el uno sobre el otro, podían realizarse operaciones matemáticas de cierta complejidad. A esta herramienta se le acabó llamando "regla de cálculo".

Durante el pasado siglo, la regla de cálculo fue el instrumento usado por ingenieros, arquitectos y científicos de todas las especialidades en su trabajo cotidiano, mediante el cual podían resolver no solo la mayoría de operaciones aritméticas. Se utilizaban para realizar cálculos logarítmicos, resolver fórmulas trigonométricas y para llevar a cabo procedimientos matemáticos concretos de química, finanzas, etc. Esta herramienta, aunque su precisión era limitada, ayudó a construir puentes, edificios, automóviles y, como no, a diseñar equipos electrónicos.

Pero al margen de la efectividad de la regla de cálculo para resolver operaciones matemáticas, la llegada de las calculadoras electrónicas digitales en la década de los años 70 acabaron con su hegemonía y se impusieron por razones obvias.

No sabemos, estimado lector, si tu habrás hecho uso en alguna ocasión de una regla de cálculo, o si incluso posees uno de estos "especimenes" en vias de extinción. Sea o no sea así, te podemos asegurar que aún hoy dia existe gente que las utiliza. ¿Por qué razón te contamos esto?. Clica en "Leer completo..." y te enterarás.

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Miscelanea
Luneta térmica (antivaho) como antena AM-FM

Es probable que alguna vez te haya pasado lo que a mi.

Se activó la alarma del radio-reloj a las 8:00 de la mañana en punto. Todavía casi dormido me incorporé y corrí las cortinas oyendo las noticias en mi emisora favorita. Unos espléndidos rayos de sol penetraron de golpe en mi habitación y acabaron con la oscuridad que hasta entonces había en ella.

Acto seguido procedí al correspondiente aseo matutino para, justo después, sentarme a desayunar. El café estaba exquisito y la tostada, regada con aceite de oliva virgen extra, me supo a gloria bendita.

Aquel dia me levanté contento, muy contento. Tenía muy buenas espectativas. Como soy un enamorado de la radio, me gusta escuchar las tertulias matinales en el coche de camino al trabajo, lo primero que hago al subir al vehículo es conectarla.

He de aclarar que mi coche duerme en plena calle. No soy el afortunado conductor que dispone de garaje. ¡Que raro!... No logro sintonizar ninguna emisora... ¿Que está pasando?.

Paro el coche y me apeo para comprobar la antena... ¡LA ANTENA!... ¡Coñ.!... ¡Que me han robado la antena!.

Esto me estropeó completamente el dia. El cabreo que pillé fue monumental, de campeonato. Entonces tomé una decisión.

Para que esto no me ocurriera más, a partir de entonces decidí usar la luneta térmica, también conocida por el término "antivaho", como antena para mi receptor de radio AM/FM. Si alguien tenía la intención de dejarme sin escuchar la radio tendría que llevarse la luna trasera, y ya eso le iba a resultar más complicado que robar una simple antena... ¿no crees?.

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Práctica
Detector de polaridad

Uno de los mayores errores que se cometen al enchufar equipos electrónicos a baterías o a fuentes de alimentación de corriente continua es la inversión de polaridad. ¿Te ha ocurrido esto a ti alguna vez al instalar una emisora de radioaficionado en tu automóvil y conectarla a su circuito eléctrico?.

Cuando se da esta circunstancia uno se pregunta... "¿como me ha podido pasar a mi?. No es posible, estoy viviendo un mal sueño, una pesadilla. Yo siempre voy con muchísimo cuidado. Pronto despertaré...". Pero no. Por desgracia no se trata de un sueño sino de una situación real. Has cometido el error más frecuente cuando se manejan equipos electrónicos con alimentación continua exterior; la temida inversión de polaridad.

Para que esto no te vuelva a pasar vamos a enseñarte a construir un sencillo aparato con el que podrás detectar muy facilmente la polaridad de una tensión continua desde 2 hasta 230 voltios aproximadamente. También te indicará, caso de que no se trate de una tensión continua, si dicha tensión es alterna.

Mediante unos diodos LED bicolor este tester te marcará, sin ninguna posibilidad de error, cual es el polo positivo y cual el negativo de una determinada toma de corriente eléctrica o si por contra se trata de una tensión alterna. ¿Te interesa?. Sigue leyendo, por favor...

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Teoría
Las válvulas de vacío IV

Cuarto artículo de esta serie, en la que estamos haciendo una leve incursión en el mundo de las válvulas de vacío. En esta ocasión hablaremos sobre el triodo termoiónico, aunque como ya hemos dicho hasta la saciedad, sin apenas profundizar en su estudio por las razones ya comentadas.

Es interesante resaltar la importancia que adquirió la electrónica hace unos pocos años con la invención del triodo, no solo en lo que concierne a la emisión y recepción de señales electromagnéticas, sino a todo un abanico de aplicaciones que llegarían con el tiempo. Podría decirse con respecto a aquel acontecimiento histórico, que la electrónica es una ciencia que vió la luz con dicho descubrimiento.

Particularmente en lo que toca a la radio, con solo una válvula triodo podía conseguirse fabricar un receptor con una sensibilidad extraordinaria para su época, con el que a la sazón, los radioaficionados de entonces disfrutaron como cosacos, aunque a decir verdad, su selectividad no era muy encomiable.

Se trata del llamado "receptor a reacción", mejorado posteriormente para la gama de VHF con el circuito "super-regenerativo" o de "super-reacción", ambos inventados por el ingeniero norteamericano Edwin Howard Armstrong.

De todo ello, y mucho más, hablaremos a continuación. ¿Te apuntas?.

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Noticias
Un maravilloso rincón de la sierra de Cádiz

Hoy me levanté decidido a dar una vuelta por la sierra de mi querida Cádiz. Quise olvidarme de las bobinas, de los condensadores, de las antenas y de los electrones. Tenía la necesidad de respirar aire fresco, aire puro libre de la contaminación de la gran ciudad. Me coloqué la camisa, el pantalón, los zapatos y cogí las llaves del coche. Lo puse en marcha y emprendí el viaje hacia el destino elegido.

Iba conduciendo tranquilamente cuando vi la indicación de la salida hacia "Arcos de la Frontera". Quise sorprender a mi mujer, que dicho sea de paso venía conmigo porque me acompaña a todas partes, y de pronto grité... ¡¡vamos a visitar esta localidad!!. Ella asintió y generosamente dijo... ¡¡vamos allá!!.

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Las ondas (IV)

En el artículo anterior vimos la relación que existe entre la frecuencia, la velocidad y la longitud de onda de un movimiento ondulatorio determinado. Es cierto que la velocidad de un movimiento ondulatorio la podemos determinar a partir de su longitud de onda y de su frecuencia, pero no es menos cierto que dicha velocidad no depende proporcionalmente de esos parámetros. Lo que intentamos expresar es que, dentro de un determinado tipo de ondas (por ejemplo las que engloban los sonidos audibles), su velocidad no aumenta cuando aumenta su frecuencia o su longitud de onda, sino que permanece mas o menos estable, y esto es fácil de entender porque al aumentar la frecuencia disminuye su longitud de onda y viceversa, y la velocidad -recordemos- es el resultado del producto de ambos factores (V = F · λ).

Sin embargo, sabemos que existen otra clase de ondas muchísimo más rápidas que los sonidos audibles. Se trata de ondas que tienen la facultad de viajar a la velocidad de la luz, unos 300.000 kilómetros por segundo. ¿Cual es la diferencia entre estos tipos de ondas para que la velocidad sea tan dispar entre ellas? ¿Como se hace para lograr el "milagro" de que una onda sonora, que solo viaja a poco mas de 340 metros por segundo, la podamos oir en todo el globo terraqueo prácticamente al mismo tiempo? Las respuestas las tienes a continuación.

Contestemos en primer lugar a la pregunta de ¿que es lo que hay tan distinto entre las ondas sonoras (343,5 metros por segundo) y por ejemplo las ondas luminosas (unos 300.000 Kms. por segundo) para que exista esa abismal diferencia en su velocidad? Pués sencillamente que las primeras son "ondas mecánicas" y las segundas "ondas electromagnéticas".

Podemos llegar a entender esto a la perfección si pensamos que una onda mecánica, por ejemplo el sonido, se basa en la vibración de partículas, corpúsculos físicos o moléculas y que por lo tanto están sometidos a rozamientos entre ellos. Ese rozamiento, como ocurre en cualquier proceso mecánico, es el responsable en gran manera de que se pierda la energía inicial de la onda, lo que en el caso del sonido significa que desaparezca rápidamente el movimiento ondulatorio provocado en un principio. Por esta razón las ondas sonoras, aunque se produzcan en las mejores condiciones posibles, tienen un alcance bastante limitado.

Las ondas mecánicas se transmiten, como ya hemos estudiado, por la vibración de las moléculas del medio en que se propagan. La existencia de ese medio (aire, agua, gas, etc...) es esencial para que la onda mecánica se propague, y sin él la onda jamás se propagará. Por este motivo los sonidos no se transmiten en el espacio exterior donde no existe nada, solo un vacío inmenso. Ahora podemos comprender que dependiendo del medio de propagación en que se transmitan, la velocidad de estas ondas es distinta. Por ejemplo, la velocidad del sonido en el agua (a una temperatura de 25º centígrados) es de unos 1.493 metros/seg., en el acero de 5.100 metros/seg. y en el aluminio de 6.400 metros/seg., como vemos lejos de los 343,5 metros/seg. de su velocidad en la atmósfera terrestre.

Las ondas electromagnéticas, por el contrario, no son ondas mecánicas. Podríamos decir que se trata de campos eléctricos y campos magnéticos enlazados y perpendiculares entre si (mira la siguiente ilustración). El campo eléctrico produce un campo magnético y a su vez el campo magnético produce de nuevo un campo eléctrico. No necesitan de ningún medio para propagarse como ocurre con las ondas mecánicas, por lo que viajan perfectamente a través del vacío absoluto. Además, al no estar sometidas a roces de ningún tipo, conservan su energía durante largos recorridos de cientos, miles e incluso millones de kilómetros. Así se explica que la luz y el calor del sol, dos tipos de energías ondulatorias electromagnéticas (ondas luminosas y ondas calóricas), lleguen hasta nosotros desde casi 150 millones de kilómetros con intensidades bastante elevadas. Incluso podemos ver como lucen las estrellas que están a años luz de la Tierra.

Por este motivo no debe extrañarnos que puedan llegar hasta nosotros las ondas de radio emitidas por antenas situadas a miles de kilómetros de nuestros receptores y, una vez procesadas, podamos oir la información que se ha plasmado en ellas. Las ondas de radio también son ondas electromagnéticas y por lo tanto tienen las mismas o muy parecidas propiedades que las anteriormente tratadas. Su velocidad también es de 300.000 kilómetros/seg. y su frecuencia puede oscilar entre algunas decenas de miles de hercios y miles de millones de ellos. A este tipo de ondas se les llama señales de alta frecuencia.

Me gustaría que retuvieras este concepto, por favor: generalizando y expresándonos en términos electrónicos, hablamos de ondas de alta frecuencia cuando nos referimos a las ondas electromagnéticas de radio y de ondas de baja frecuencia cuando nos referimos al sonido u ondas sonoras. No obstante, decir que también existe una clasificación dentro de las propias señales o tipos de ondas concretas. Por ejemplo, dentro de las señales de radio distinguimos las de alta frecuencia (HF), las de muy alta frecuencia (VHF), las de frecuencias ultra altas (UHF), etc... y también dentro de las de baja frecuencia distinguimos los infrasonidos (por debajo de los 20 hercios y utilizados por los elefantes), los sonidos audibles por el hombre (entre 20 y unos 20.000 hercios) y los ultrasonidos (por encima de los 20.000 hercios y utilizados por murciélagos y delfines).

Para conseguir transmitir sonidos utilizando las ondas de radio se ideó en principio un sistema mediante el cual la información de la onda sonora "viajara" de alguna manera, implícitamente, en la onda electromagnética de alta frecuencia, llamada PORTADORA, sin que esta última perdiera sus cualidades, algo así como "adjuntando" el sonido a la onda electromagnética o portadora. Pero... ¿Como colocar un sonido, que es como hemos visto una onda de tipo mecánico, en una onda electromagnética? Es como querer esculpir un rostro con gas... ¡¡del todo imposible!!. Por eso, lo que deberemos hacer primero es convertir los sonidos, formados por ondas mecánicas, en ondas o señales electricas para que así tengan la misma naturaleza que la onda electromagnética de radio de alta frecuencia, podamos adjuntarla a ella y pueda viajar con ella hasta donde llegue ésta última. Esto lo podemos conseguir sencillamente con un micrófono.

Llegados aquí ya disponemos de las dos señales necesarias: la llamada portadora de alta frecuencia (o portadora de radiofrecuencia), y la señal de baja frecuencia que hemos recogido del micrófono (el sonido una vez "convertido" en señal eléctrica). Ahora solo nos queda incorporar de alguna manera la señal de baja frecuencia a la portadora de radiofrecuencia. Existen varias maneras de hacerlo, pero la primera vez que se logró se hizo modulando la amplitud de la portadora con la señal de baja frecuencia. Fíjate bién en la portadora sin modular. Se trata de una onda de alta frecuencia y de amplitud constante. Aún no existe en ella ninguna información sonora.

Ahora fíjate en la señal de baja frecuencia que hemos obtenido del micrófono. Observa que se trata de una onda de una frecuencia bastante menor que la anterior. Es una señal eléctrica que oiríamos perfectamente si la aplicáramos a unos altavoces o a unos auriculares. Esa es la señal que debemos incorporar a la portadora de radiofrecuencia modulando su amplitud.

Si ahora, cual escultor y a través de los medios adecuados que ya explicaremos, modificamos la amplitud de la portadora de radiofrecuencia siguiendo los niveles de la señal de baja frecuencia que hemos obtenido del micrófono, obtendremos la señal que representamos a continuación. Se trata de la misma portadora anterior pero modulada en amplitud (AM) con los sonidos que hemos producido delante de nuestro micrófono. Observa que tenemos "repetida" la modulación producida por la señal de baja frecuencia: una en los semiciclos positivos de la portadora y otra en los negativos.

Lo verás mas claro si resaltamos la forma de la onda de baja frecuencia en la parte superior (semiciclos positivos) de la portadora de radiofrecuencia. De hecho, cuando queramos recuperar en el receptor de radio el sonido que de forma primitiva producimos delante del micro, solo aprovecharemos una mitad de la portadora, bien la superior (semiciclos positivos) o la inferior (semiciclos negativos). En el presente ejemplo cogeríamos la parte superior de la portadora para "extraerle" la información que "cabalga" sobre ella y desecharíamos la parte inferior, aunque cualquiera de las dos serviría para nuestro propósito.

Ya solo nos queda eliminar la radiofrecuencia restante y usar la baja frecuencia obtenida de la demodulación de acuerdo a nuestros propósitos. Mas adelante explicaremos el proceso completo de la recepción de señales de radio y por supuesto incluiremos la demodulación con todos sus detalles. Por ahora lo dejamos aquí. Esperamos verte pronto de nuevo en www.radioelectronica.es, tu punto de encuentro.

 
C O M E N T A R I O S   
RE: Las ondas (IV)

#1 Apolonio Arturo Zule » 03-10-2016 01:24

Es muy interesante y enriquece nuestra vida mental el conocimiento que ustedes entregan en forma totalmente desinteresada, se les agradece infinitamente.

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